Escrito por Florencia Sabio “Quiero ser Doula”
Editado por Lala Jiménez para fines didácticos y prácticos.

LACTANCIA 101
Deseo que obtengas las siguientes respuestas para esclarecer tus dudas respecto a la lactancia materna.
• Comprender que la lactancia materna es lo que espera todo bebé.
• Identificar los indicios o señales de alarma que pueden entorpecer la lactancia o que pueden afectar tu bienestar y el de tu bebé.
• Informarte y apoyarte sin dogma para que tomes decisiones sobre tu lactancia materna
¿QUE ES LA LACTANCIA MATERNA?
Suena lógico y obvio sin embargo hay muchas suposiciones y mala e incorrecta información que se transmite y por ende conlleva a la frustración e incluso incapacidad. mejor infórmate.0
La lactancia es un proceso fisiológico complejo que requiere de muchas sinergias para que funcione adecuadamente. La madre y el bebé son los protagonistas del proceso pero para conseguir que todo marche adecuadamente, se necesita en muchas ocasiones la presencia constante y positiva de muchas otras figuras. Estas figuras satélite son clave en la vivencia de la madre, en sus percepciones y sentimientos.
La familia y los sanitarios son claves, y ofrecerán a la madre un entorno seguro y confiable. Además las mujeres durante el puerperio necesitamos la relación y conexión con otras mujeres. Es su conocimiento y sostén el que va a descubrir a la nueva madre sus habilidades innatas para conocer y reaccionar a las necesidades de su bebé. Cuando esta red no existe, cuando la madre se siente sola la lactancia peligra.
En la sociedad en la que vivimos en las que las madres crían solas a sus bebés y no suelen contar con referentes, la figura de la Doula se torna imprescindible durante el puerperio y la lactancia.
Es por ello que la preparación de la Doula es esencial a todos los niveles pero mucho más a nivel de la lactancia materna, ya que seréis vosotras las que estéis en primera línea: identificando, informando y apoyando las decisiones de la madre.
Las Doulas deben poseer unos conocimientos indispensables que les permitían saber reaccionar ante situaciones de emergencia que comprometan el bienestar de madre o bebé. Y de la misma manera es clave conocer los límites y saber derivar a otros profesionales cuando sea necesario.
3. Lactancia materna, una decisión informada.
Cuando un bebé nace, ya sea de sexo femenino o masculino su glándula mamaria es igual. No hay distinción entre ambos sexos. Esta distinción se realizará a medida que el infante crezca y gracias a todo un intrincado proceso hormonal el pecho de las niñas se desarrollará para poder amamantar.
La glándula mamaria es el único órgano del cuerpo humano que crece y se modifica en cada etapa de la vida.
4. Desarrollo embrionario
En el embrión humano, el desarrollo de la glándula mamaria comienza en la quinta semana del periodo e embrionario con la aparición de una línea láctea primitiva que se extiende desde la axila hasta la ingle.
Si la regresión de la línea láctea es incompleta o dispersa, aparecerá tejido mamario accesorio en la edad adulta, hecho que ocurre en un 2-6% de las mujeres.
A las 7 u 8 semanas las células se diferencian para formar el músculo liso de la areola y el pezón. Además, el primitivo esbozo o yema epidérmica mamaria comienza a producir cordones de células epiteliales que penetran hacia dentro de la dermis.
Al término del embarazo, la mama fetal tiene una trama de conductos ramificados y, aunque los lóbulos no aparecen hasta la adolescencia, la secreción puede ocurrir bajo la estimulación de las hormonas maternas. Situación que ocurre en un 3% de los bebés las semanas posteriores al nacimiento, produciendo la llamada “leche de brujas”.
De la semana 20 a la 32, las hormonas sexuales placentarias que entran en circulación fetal, inducen la formación de los conductos mamarios.
5. Desarrollo puberal
Cuando se establece la función menstrual, la glándula mamaria sufre modificaciones que tiene por objeto perfeccionarla desde el punto de vista estructural y prepararla para el fin que está destinada a desempeñar.
Las ramificaciones tubulosas aumentan a la vez en número y dimensiones, al propio tiempo que, se multiplican y manifiestan los acinos. El estroma conjuntivo crece a su vez, en la proximidad de los acinos y en la periferia de la glándula. Como consecuencia de estas modificaciones, la mama aumenta mucho de volumen. Se vuelve dura, compacta, abollonada al tacto, indicio de su constitución lobular.
6. Desarrollo durante la gestación
El embarazo ocasiona en la glándula mamaria modificaciones sobre la constitución anatómica y sobre su funcionamiento. Durante el primer trimestre, la mama sufre una congestión que determina en ella un aumento de volumen y un nuevo desarrollo de sus elementos secretorios.
Los tubos glandulares se alargan y se multiplican. El estroma se reduce entre los acinos a fibrillas. Durante el segundo trimestre, los lóbulos aumentan de tamaño y hay una proliferación generalizada de los acinos, muchos de los cuales contienen material secretado.
Este es el periodo calostrógeno donde brota del pezón una cantidad de líquido claro, amarillento y viscoso llamado calostro.
7. Lactancia
Durante el puerperio, convergen factores endocrinos que desencadenan la secreción láctea o lactogénesis, como consecuencia de la disminución de los niveles de Estrógenos, al presentar la salida de la placenta y la no inhibición de la función, que los altos niveles de estos venían haciendo sobre la acción de la prolactina secretada en el lóbulo anterior de la hipófisis. Aunque la prolactina es la promotora de la lactancia, existen hormonas coadyuvantes necesarias para que se establezca la secreción (STH o Somototrofina, Corticoides y ACTH). Lo anterior muestra cómo al desaparecer la placenta e iniciarse la succión del seno comienza la Lactogénesis.
La eyección se produce a través del siguiente mecanismo: Alrededor de los alvéolos y conductos lactíferos existen fibras musculares que contraen y comprimen los alvéolos haciendo que la leche contenida en su interior pase al sistema de conductos. Estas fibras musculares son estimuladas y se contraen por la acción de la hormona Oxitocina liberada en el lóbulo posterior de la hipófisis.
Para que se libre, es necesario que el/la bebé succione la mama y se produzca un estímulo nervioso que genere un reflejo neuro-hormonal en la hipófisis posterior.
De ésta manera el/la bebé, en el acto de mamar desencadenan dos reflejos simultáneos: Uno de mantenimientos de la secreción láctea o Reflejo de Lactopoyesis y otro de contratación de la musculatura lisa de los conductos o Reflejo de Eyección.
8 Lactopoyesis o Mantenimiento de la Secreción
El mantenimiento de la secreción depende de la prolactina, del estímulo de la succión y de las demás hormonas mencionadas. Este mecanismo es parecido a la “Ley y Oferta y Demanda”, es decir que entre más succione el niño (Demanda), habrá mayor producción de leche (Oferta) por parte de la madre.
9. Involución
Si el recién nacido succiona con regularidad, la lactancia se puede mantener por meses o incluso años. Sin embargo, si no se extrae la leche, la glándula mamaria se distiende y la producción de leche cesa. Esto se debe, en parte, a la interrupción del reflejo neurohormonal para el mantenimiento de la secreción de PRL. Además, la plenitud mamaria podría comprimir los vasos sanguíneos y dificultar el acceso de oxitocina a las células mioepiteliales. En pocos días, la secreción acumulada se reabsorbe y los elementos glandulares retornan gradualmente a su estado de reposo. La glándula no vuelve a su estado original ya que muchos de los alvéolos formados durante la gestación no desaparecen del todo. Involución senil de la glándula mamaria. En la vejez la glándula mamaria involuciona aún más. Los epitelios de las partes secretoras y en parte también de los conductos se atrofian y la glándula se asemeja al estado prepuberal, observándose sólo algunos conductos dispersos. En la enfermedad quística crónica, muy frecuente en mujeres entre 30 y 50 años de edad, los conductos terminales y los acinos pierden su continuidad con el resto del sistema excretor y forman quistes de tamaño variable.
10. Calostro
El calostro es la primera leche que tomará el bebé y el cuerpo de la madres se prepara y lo fabrica semanas antes que el bebé nazca.
Muchas culturas han considerado y consideran que el calostro es una sustancia que no sirve o es mala y por tanto no hay que dársela al bebé. Estas culturas dejan al bebé varias horas a veces días sin comer absolutamente nada o dan a los bebés preparados tradicionales.
Pero la ciencia ha demostrado que el calostro es un alimento único y adaptado a las necesidades específicas de un bebé recién nacido y como todas las cosas buenas se sirve en pequeñas cantidades.
El calostro se empieza a producir entre la 12-16 semana de embarazo y a veces su presencia es visible, otras veces no lo es. Muchas mujeres se dan cuenta que en el pezón se les forman una costra transparentes, a veces de color marrón claro, que se desprende después de la ducha diaria, y que al cabo de pocas horas vuelve a aparecer en el pezón. Muchas veces las madres se angustian si durante el embarazo no ven las gotitas de calostro, ya que piensan que es un indicativo de que no tendrán leche y hay que desterrar esta idea. No observar el calostro durante el embarazo no tiene la menor importancia ni determina el curso de la futura lactancia ni la producción de leche que la madre tendrá. El cuerpo es sabio y sabe que el calostro es oro para el bebé y lo tendrá preparado en el momento que el bebé nazca.
Las mujeres fabricamos diferentes tipos de leche según la edad del bebé; la primera leche es el calostro, después la leche de transición que se fabrica, más o menos, hasta los 15 días de vida del bebé, y finalmente la leche madura que irá variando la composición a lo largo de la lactancia y se adaptará al crecimiento del niño y a sus necesidades.
El calostro es visiblemente diferente a la leche madura, es de color amarillo o naranja (también puede ser verdoso o de un color marrón intenso) ya que está saturado de vitaminas, en especial de betacarotenos que tienen un efecto antioxidante sobre las células del bebé.
La primera función del calostro es la de protección y la segunda de alimentación. Por lo tanto un bebé debe tomar pequeñas cantidades, de 8 a 12 veces al día, de calostro durante unas setenta y dos horas.
Las cantidades siempre son mínimas y perfectamente adaptadas a la capacidad estomacal del bebé. El bebé sólo debe recibir calostro, y con él tiene más que suficiente, no hay que pensar que pasa hambre o que el calostro no le será suficiente porque se produce más calostro que el que el bebé puede tomar.
En muchas ocasiones los recién nacidos se muestran ansiosos y demandantes, quieren estar pegados al pezón y succionar de manera continua. Este “trabajo” que realiza el bebé garantiza la llegada de la leche de transición y el buen establecimiento de la lactancia.
El aspecto y la cantidad no son las únicas diferencias entre el calostro y la leche madura El rasgo distintivo del calostro es su composición única que le hace parecerse mucho a la sangre.
• Es un cóctel de protección inmunológica, una primera vacuna especializada y única. El calostro reviste la mucosa gástrica y evita la adherencia de patógenos creando una especie de capa protectora en todo el tracto gastrointestinal del bebé.
• El calostro está lleno de células vivas que trabajan para proteger al recién nacido, estas células transmiten información inmunológica de madre a hijo por lo que ofrecen una protección tanto a corto plazo como en la edad adulta. Se ha demostrado científicamente que en caso de un trasplante de órganos entre madre e hijo, si éste fue amamantado, tiene más opciones de que el trasplante sea un éxito, ya que el cuerpo del receptor «reconoce» ese órgano como propio.
• El calostro tiene altas cantidades de sodio, potasio, cloruro y colesterol que tienen la función de estimular el crecimiento óptimo del corazón el sistema nervioso central y el cerebro.
• El calostro también tiene muchas más proteínas que la leche madura que tienen una importante tarea de protección, nutrición y además controlan los niveles de azúcar en sangre del bebé.. Esto es especialmente importante pues los bebés tienen dificultades para mantener sus glicemias.
• Contiene también lactoferrina, que es una proteína con actividad antibacteriana y antifúngica, que aparece en la orina de los niños que toman calostros. Parece ser que de esta manera el sistema urinario se protege frente a las infecciones que suelen afectar a los recién nacidos con mucha facilidad.
• Y por último pero no menos importante, el calostro tiene un efecto laxante que favorece la eliminación del meconio acumulado en el intestino del niño y así se evita de ictericia por acumulación de bilirrubina en el intestino.
El calostro es un tesoro, oro amarillo, que se sirve en la medida justa en el momento justo para garantizar la mejor protección y la mejor alimentación.
11. ¿Cómo se produce la leche?
Lactogénesis I
Cuando se inicia el embarazo, desde las primeras semanas, las mamas se preparan para la lactancia. Aumenta su tamaño a expensas, fundamentalmente, del crecimiento del sistema de conducto, verificándose en los extremos distales de estos un proceso de ensanchamiento y ramificación.
Después al progresar la gestación, el ritmo de ramificación disminuye y los fondos de saco de cada conductillo se diferencian en alvéolos, en los cuales el epitelio típico de los conductos se diferencia en secretor. La parte final se organiza en unidades lobulillares, formadas por ramilletes de alvéolos que se conectan a un conducto terminal. Alrededor de los lobulillo hay redes capilares en las que abundan las células plasmáticas, que son las encargadas de proveer a la leche de inmunoglobulinas. Entre las 20 y las 24 semanas, se inicia el funcionamiento de las células alveolares y comienzan a acumularse secreciones en los alvéolos y conductos. En este momento la glándula está lista para la producción láctea, elaborando cantidades mínimas de lactosa y lactoalbúmina, que pueden ser determinadas en sangre y orina. Lactogénesis II Tras el part la sensibilidad del pezón aumenta por la caída estrogénica, y como consecuencia se activa el mecanismo de liberación de oxitocina y prolactina. La producción abundante de leche tarda unos días. Esta etapa, durante la cual todavía no se producen grandes volúmenes de leche, recibe el nombre de lactogénesis II. El pezón se hace más pequeño, firme y prominente debido a la succión que provoca contracción muscular y estasis venoso y se mantiene lubricado por acción de los tubérculos de Montgomery (células sebáceas de la areola). La prolactina es la hormona de mayor importancia para el desarrollo de la glándula mamaria en los primeros meses de la gestación y durante la lactogénesis. Se atribuye: a los estrógenos, la ramificación del sistema de conductos galactóforos, a la progesterona, el desarrollo de lobulillos y a la prolactina, la diferenciación funcional de las células alveolares, acción que es bloqueada durante el embarazo por el lactógeno placentario y las elevadas cantidades de progesterona.
La prolactina y el lactógeno placentario tienen receptores comunes en las células mamarias, pero el lactógeno posee mayor afinidad por estas. Una vez que ocurre la salida de la placenta, disminuye la concentración de progesterona y desaparece el lactógeno, creándose condiciones para que la prolactina se fije a los receptores mamarios. La concentración de prolactina aumenta progresivamente en el transcurso de la gestación, para sufrir un decremento, horas antes del parto, después de este, se incrementa de nuevo, coincidiendo con la estimulación del pezón, y si esta no se produce, sus cifras retornan a cifras similares a las preconcepcionales en el curso de 2 a 3 semanas. En el caso de las madres lactantes, van disminuyendo, pero con lentitud, manteniéndose superiores a los de la etapa prenatal, hasta 6 meses después del parto. Sus cantidades se incrementan durante el sueño, de acuerdo con el ritmo circadiano que sigue su producción, en la que se libera en forma de pulsos, variables en número y duración a lo largo del día. Lactopoyesis La succión intensa o simultánea de ambos pezones duplica la secreción de prolactina, aunque los excesos se deben evitar porque se ha comprobado que agotan la respuesta, provocando el efecto inverso si el intervalo es inferior a 2 h, lo que hace cuestionar la pertinencia de tomas dentro de esos límites; sin embargo, es preciso aclarar que no se ha demostrado en la praxis relación entre niveles de prolactina y volumen de la secreción láctea. La leche para llegar hasta el exterior debe primero atravesar los conductos más pequeños, cuya luz se colapsa como consecuencia de la presión negativa producida por la succión, con lo que se obstruye el vaciamiento alveolar, pero la contracción de las células mioepiteliales (oxitoxino-dependiente) que los envuelven impulsa la leche hacia conductos de mayor calibre en los que la succión sí resulta efectiva. La oxitocina se libera en respuesta al estímulo del pezón, por succión o manipulación, y por otros estímulos como visuales, sonoros y emocionales, que llegan por diferentes vías a los núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo. La hormona es conducida hasta la mama por la sangre, proceso contínuo a lo largo de la toma y, gracias al cual, se rellenan los conductos que van quedando vacíos.
Otros mecanismos hormonales que participan en la producción de leche por las mamas son las hormonas, como: la insulina, los corticoides, la hormona del crecimiento y las tiroideas, las cuales son necesarias para la función normal de la glándula mamaria en su actividad productiva, aunque su relevancia no se iguala a la de la prolactina. Esto explica por qué las madres obesas, diabéticas insulinodependiente o las que reciben tratamiento con corticoides antes del parto, sufren retraso en la lactogénesis.
11.1. Hormonas en la lactancia
La cantidad de leche que tenemos en el pecho se regula mediante la demanda del bebé: cuanto más mama el bebé, más leche sale. Si no dejamos que el bebé mame a demanda o la posición es incorrecta durante la toma, la producción de leche puede ser insuficiente.
Conservar y aumentar la producción de leche se puede hacer con el bebé mamando, o sacándonos la leche manualmente o con sacaleches. A mayor succión del bebé (o a mayor extracción), más producción. El pecho no se vacía, sino todo lo contrario: cuanto más leche se saca, más leche fábrica.
El pecho materno no es un vaso que se llena o se vacía, sino que se regula en función de la demanda de nuestro bebé. Puede ocurrir que pase mucho tiempo al pecho, pero el pecho no produzca suficiente leche si el bebé está en una mala posición durante la toma.
Las hormonas más importantes en el funcionamiento de la lactancia son la prolactina, la oxitocina y el FIL.
11.2 La prolactina
Se produce al estimular el pezón (al mamar el bebé) y es la que interviene en la producción de leche. Si el bebé necesita, a medida que va creciendo, aumentar la producción de leche, mamará con más frecuencia para, de una manera eficaz y rápida, aumentar naturalmente la producción de leche. Durante unos días mamará más a menudo, produciendo más prolactina y por lo tanto aumentando la cantidad de leche que produce el pecho para saciar el hambre en la medida justa para él.
11.3 La oxitocina
Se produce incluso antes de tocar el pezón, al ver o escuchar al bebé, o al pensar en él. Hace que la leche salga. La oxitocina es la responsable de que en determinados momentos la leche salga «sola», antes de que el bebé mame.
11.4. Factor Inhibidor de la Lactancia
Es una hormona que está en la misma leche, y que inhibe la producción. Es decir, es un mecanismo de control. Si el bebé mama mucho, saca el FIL y se fabrica mucha leche. Si el bebé mama poco, el FIL se queda en el pecho y se encarga de que se fabrique menos cantidad de leche. Así se regula exactamente, de una toma a la siguiente y en cada pecho por separado, la cantidad de leche que fabrica el pecho.
El mito: “espaciar las tomas para que el pecho se llene». La realidad: espaciar las tomas (restringir la frecuencia de las tomas) afecta a la producción de leche, haciendo que el pecho fabrique menos leche de la que el bebé necesita.
El mito: “tomar algo (o más cantidad de algo) para tener más leche». La realidad: “tener más leche» (de la que el bebé toma) sería innecesario e incluso contraproducente. Si a una mujer cada día le “sobraran» 100 ml en el pecho, en un mes tendría tres litros acumulados. ¿Se imagina cómo tendría los pechos?
Por fortuna, todos los artificios (hierbas, alimentos especiales, ejercicios…) para “tener más leche» son inútiles. Es el Factor Inhibidor de la Leche (FIL) quien se encarga de ello: cuando el bebé no “se acaba» la leche, el FIL se queda dentro e inhibe de forma natural la producción de leche. Y al contrario: si el bebé mamá mucho, entonces el bebé habrá sacado el FIL y el pecho aumentará la producción de leche, de forma adecuada a la demanda del niño.
Si el bebé toma, además del pecho, leche artificial (lactancia “mixta»), las tomas de leche artificial desplazan tomas del pecho. El FIL o inhibidor de leche se quedará dentro del pecho, y este producirá menos leche, en definitiva, menos leche de la que el bebé necesita.
Para el buen funcionamiento de la lactancia materna es necesario que esta sea exclusiva (durante los primeros seis meses de vida) y a demanda. Si solo damos leche materna a nuestro bebé, y le damos cada vez que quiera, y durante todo el tiempo que quiera (en definitiva, sin restricción en cuanto a la frecuencia y duración de las tomas), el pecho fabricará en cada momento la cantidad exacta de leche que nuestro hijo necesita.
Es importante resaltar que “a demanda» o “cuando quiera» no equivale, como en ocasiones erróneamente se interpreta, a “cuando llora». El llanto es un signo tardío de hambre, el bebé que reclama el pecho mediante el llanto probablemente antes lo ha pedido de otra forma (se despierta, se mediodespierta, se lleva los puños a la boca, gira la cabecita…). Hay que estar especialmente atentas en el caso de un recién nacido.
La composición de la leche va cambiando a lo largo de la toma. Al principio es más aguada, al final es rica en grasa. No es lo mismo tomar 100 ml de un solo pecho que tomar 70 del primero y 30 del segundo, o 50 y 50. Solo su hijo sabe cuánto necesita. A veces quieren el segundo pecho, a veces no. Igualmente, las necesidades del bebé cambiarán a medida que vaya creciendo y así irá cambiando la composición de la leche para adaptarse, ni más ni menos, que a las necesidades exclusivas de su hijo. Un producto natural, personalizado a medida del consumidor.
12. Las primeras horas de vida
Después del nacimiento de tu bebé empieza un mundo nuevo y una gran aventura. Conocer detalladamente qué va a pasar en esas primeras horas es esencial para que estés tranquila y sepas reaccionar si es necesario.
12.1 Contacto piel con piel y primera toma
Después del nacimiento, el espacio ideal para un bebé es el cuerpo de su madre. Sobre él va a comenzar a poner en funcionamiento todos sus comportamientos innatos que le van a permitir llegar al pezón y mamar. Los bebés saben hacerlo por sí solos y tan solo hay que darles el tiempo necesario para que lo hagan.
Cuando un bebé es puesto sobre el cuerpo desnudo de su madre inmediatamente después de nacer hablamos de contacto piel con piel inmediato. Todas las rutinas que se aplican al bebé pueden esperar, el bebé pesará y medirá lo mismo después de realizar la primera toma. Tampoco es necesario realizar ningún proceso higiénico como limpiarlo o aspirarle los orificios de la nariz.
Evidentemente, hay tiempo de sobras para cortar el cordón umbilical y se puede hacer encima de la mamá cuando el cordón haya dejado de latir.
El bebé debe ser colocado tapado encima del cuerpo de su madre y se le debe permitir libertad de movimientos para que empiece a gatear y arrastrarse para llegar al pecho por sí mismo. Este proceso dura entre 50-70 minutos y es muy importante no intervenir, ni forzar al bebé a mamar. La madre tan solo debes contener su cuerpo y permitir sus movimientos. La paciencia es la clave para lograrlo.
Cuando este contacto se produce en la media hora después del nacimiento ya no hablamos de contacto inmediato, sino de contacto precoz. Y normalmente si se ha retrasado este momento ha sido para medir y lavar al bebé, lo que puede interferir en sus habilidades para llegar al pecho. Todo el cuerpo del bebé nace bañado en líquido amniótico y ese es el mismo olor del calostro. En los recién nacidos el sentido del olfato es muy potente y les permite reconocer el olor de su madre, sabiéndolo diferenciar del olor de otras madres.
Si se produce esta primera toma se ha demostrado científicamente un beneficio positivo en el éxito de la lactancia tanto a corto como a largo plazo: menos posibilidades de que la madre sufra ingurgitaciones, mejor agarre y mayor duración de la misma.
Si este primer encuentro no se produce en la sala de partos, aún hay tiempo. Una vez llegados a la habitación y si han pasado menos de dos horas y el bebé está activo podemos poner al bebé piel con piel y dejar que se agarre por sí mismo.
Si no lo hace y se duermen podemos mantener el contacto piel con piel que garantiza que el bebé no va a tener que gastar su energía para calentarse y vamos a evitar de esta manera tan simple que pierda peso.
El bebé nace en estado de alerta, preparado para mamar
Cuando un bebé nace, lo hace lleno de noradrenalina, una hormona que le predispone a estar atento y dispuesto a mamar. Es posible que en estas dos primeras horas de vida esté despierto y activo, que quiera estar agarrado al pecho y que proteste en el momento que esté separado el cuerpo de su madre.
Cuando un bebé se agarra por sí mismo al pecho tenemos más probabilidades que lo haga bien y que no cause dolor. El dolor no forma parte de la lactancia, lo que puedes notar es una sensación similar a un pinchazo en el momento que se agarre. Es una sensación breve y bastante intensa que debe desaparecer en los segundos posteriores de empezar la toma, y tiene una causa hormonal y no está relacionada con el agarre del bebé. Si el dolor persiste a lo largo de la toma o el dolor aumenta, pide ayuda porque algo no va bien.
Después de este periodo de actividad llega la calma. El letargo, un periodo en el que bebé y mamá tienen tiempo de recuperarse del parto. El bebé va a dormir durante bastantes horas (unas 6-8 a veces si ha mamado con efectividad hasta 12 horas), es un periodo normal y que es necesario respetar. Descansa, que los días siguientes van a ser movidos.
13. Dolor y Grietas
Amamantar no debería causar dolor, el dolor es una señal que nos manda el cuerpo para decirnos que algo no va del todo bien.
Muchas madres lactantes soportan semanas de dolor y malestar sin pedir ayuda, hemos interiorizado el mensaje erróneo que amamantar duele, que hay que hacer callo, que el pezón se debe curtir… Retrasar la búsqueda de ayuda solo consigue aumentar el sufrimiento y, en muchas ocasiones, el abandono precoz de la lactancia.
El dolor no debe formar parte de la lactancia, vamos a ir por partes y valorar las situaciones de dolor que la madre puede vivir los primeros días y semanas.
13.1 Grietas
A pesar de que pueda parecer que las grietas y la lactancia van de la mano, no es así. Las grietas se producen en la mayoría de los casos por un mal agarre del bebé, una mala postura a la hora de dar el pecho o por un frenillo lingual corto. Existen muchos tipos de grietas diferentes: desde heridas superficiales a heridas profundas en las que falta tejido.
14. Factores que afectan a la lactancia
La postura, la posición y el agarre correcto del pecho son claves para conseguir una lactancia placentera y eficaz. Vamos a intentar resolver dudas acerca de estos temas.
Pero antes de nada vamos a definir qué es qué:
• Postura: Es la forma en la que la madre se coloca para dar el pecho, hay mil posturas diferentes y todas son válidas si la mamá está cómoda.
• Posición: Es la forma en la que colocamos al bebé para darle el pecho, también hay muchas posiciones diferentes. Lo habitual es practicar una o dos según si damos el pecho en la cama, en la silla, o si el bebé tiene dificultades de agarre.
• Agarre: Es la manera como el bebé coloca su boca para agarrar y succionar el pecho.
14.1 Posturas
No hay posiciones mejores que otras, la “mejor” postura es la que permite al bebé conseguir una buena transferencia de leche y mamar con eficacia. La postura, sea la que sea, debe ser cómoda para la madre, es importante colocarse bien para evitar tensiones en los hombros o en los brazos.
Lo que suelen hacer la mayoría de las madres es utilizar un par o tres de posturas durante la lactancia (y hasta que el bebé lo permite, ya que llega un punto que ellos deciden) que van combinado durante el día, según sus necesidades:
• Estirados en paralelo para dormir por la noche
• Postura de cuna, para estar sentada en el sofá o en una silla
• Postura biológica, cuando la madre quiere descansar
• Postura de rugby si se producen obstrucciones
Si no hay dificultades de succión todas son válidas.
14.2 Posiciones
La posición es correcta cuando el bebé tiene el cuerpo alineado de manera que: oreja, hombro y cadera forman una línea recta.
Para entender qué posición será la adecuada para nuestro bebé, nos tenemos que sentar desnudas de cintura para arriba, bien reclinadas en una silla y observar la direccionalidad de nuestros pezones. Habitualmente los pezones no se dirigen hacia adelante (si trazamos una línea imaginaria sobre ellos en dirección a la pared de enfrente) seguramente van a ir dirigidos un poco hacia abajo y hacia el lateral. Sólo las mujeres que tiene un pecho muy turgente van a tener un pezón que se dirige elevado y al frente.
Además cada pezón suele tener una direccionalidad, de ahí la importancia de adoptar una postura diferente en cada pecho. Hay mujeres que relatan que en un pecho la postura les resulta fácil pero que en el pecho contrario no lo consiguen o les duele. Si no se sigue la direccionalidad del pezón el bebé se va a agarrar y tirar de él. Lo que puede causar grietas a la madre y mala transferencia de leche.
De nuevo sentadas y con la espalda recta situamos el bebé frente a nosotras, colocamos el pezón a la altura de su nariz (no de su boca) y esperamos que abra la boca en un ángulo superior a 90 grados, para conseguirlo podemos apoyar la barbilla del bebé en el pecho lo que va ha hacer que abra la boca y desplace la cabeza hacia atrás, movimientos necesarios para conseguir un buen agarre.
Si la madre realiza la postura de cuna, deberá tener presente que su mano debe situarse entre los omóplatos (la espalda) del bebé y no en el culito del bebé, de esta manera el bebé se desplazará hacia la madre con la barbilla elevada. En la postura de cuna también cabe recordar que la cabeza del bebé descansa sobre el antebrazo de la madre, no en su codo.
14.3 Agarre
Para saber que un bebé está bien agarrado debemos tener presente los siguientes puntos:
• La madre no tiene dolor
• Mentón y nariz están tocando al pecho (los bebés no se ahogan por estar pegados al pecho, si no se sienten cómodos se apartaran para respirar)
• Labios del bebé evertidos (hacia afuera)
• Las mejillas se redondean al mamar
• Más areola visible por encima de la boca que por la parte inferior
• Hiperextensión del cuello del bebé
• El pezón sale de la boca alargado
15. ¿Cómo sabemos si algo va mal?
Estos puntos no pueden ser útiles para comprender que algo está fallando:
• La madre siente dolor
• El bebé no consigue una buena transferencia de leche que se traduce en un escaso o nulo aumento de peso
• El bebé necesita estar mamando constantemente y no se suelta nunca por sí mismo
• El bebé mama hundiendo las mejillas, como quien bebe de una cañita
• Está muy separado del pecho y del cuerpo de su madre
• Se agarra sólo del pezón
• Tiene la cabeza gacha
• El pezón sale deformado o pinzado de la boca ( como la punta de un pintalabios)
16. Motivos fisiológicos
Anquiloglosia. Frenillo. Tipos de frenillo. Hipoplasia. Pezón invertido o plano. Cirugías mamarias.
16.1 Frenillo lingual corto
Anquiloglosia significa literalmente lengua atada o anclada. La lengua se encuentra anclada en el suelo de la boca y el bebé es incapaz de realizar los movimientos adecuados que le deberían permitir mamar de manera eficaz y sin comprometer el bienestar de su madre.
¿Dónde está localizado el frenillo lingual y para qué sirve?
El frenillo lingual debería estar insertado dentro de la lengua. En el caso de los bebés con frenillo lingual corto observamos el frenillo en una posición anterior, es decir, sobresale de la lengua, y esto puede causar dificultades en la succión y la deglución del bebé.
¿Por qué se produce?
Algunas teorías apuntan que en etapas embrionarias y durante la separación de los músculos hiogloso y geniogloso de la lengua, esta se produce de manera incorrecta, quedando así el frenillo fuera de la lengua y “atándola” al suelo de la boca de manera excesiva, lo que impide los movimientos de protusión, elevación, lateralización y acanalamiento.
Todos estos movimientos son necesarios para que el bebé pueda mamar de manera placentera y eficaz, y para que, posteriormente, al iniciar la alimentación complementaria pueda realizar los movimientos necesarios para ensalivar y tragar el bolo digestivo.
La anquiloglosia no es ninguna novedad. Lo que ha sucedido es que, simplemente, esta situación había sido casi olvidada a causa de la aparición y generalización de las leches artificiales como modo de alimentación infantil, la pérdida de la cultura de la lactancia y los bajos índices de lactancia materna. En los últimos años, se ha retomado y estudiado de manera científica las implicaciones de un frenillo lingual corto, y esto ha sido posible gracias a varios factores, como una mayor investigación de la succión y de las situaciones que la comprometen, un retorno a la cultura de la lactancia y un aumento exponencial de las madres que amamantan.
Tipos de frenillo, ¿Un tipo 4 es más grave que un tipo 1?
Cuando hablamos de tipos no hablamos de gravedad, los tipos nos sirven para tener una referencia y poder disponer de una descripción común y entender de qué tipo de frenillo hablamos.
• Tipo 1 anterior: la inserción del frenillo se produce en la punta de la lengua. Cuando el bebé llora, la lengua tiene forma de corazón o parece bífida, ya que el frenillo tira de la punta de la lengua hacia el interior de la boca.
• Tipo 2 anterior: la inserción del frenillo se produce unos milímetros más atrás que el tipo 1. La lengua no se suele ver bífida, pero cuando el bebé llora, se puede observar que la punta de la lengua desciende hacia abajo.
• Tipo 3 posterior: este tipo de frenillo, al igual que el tipo 4, tiene lo que llamamos un componente submucoso. Cuando el bebé llora, visualmente, la lengua se asemeja a un bloque o la lengua se eleva de los laterales y se hunde del centro, creando una concavidad.
• Tipo 4 posterior: no hay frenillo visible. Por el contrario, se observa la lengua completamente anclada al suelo de la boca. Al igual que el tipo 3, se visualiza una lengua compacta en forma de bloque y cuando el bebé llora, la lengua no se eleva.
¿Qué puede pasar si el bebé padece alguno de estos tipos de anquiloglosia?
Es importante señalar que sufrir un tipo u otro de anquiloglosia no supone, a priori, mayor o menor dificultad para mamar. Sin embargo, esta clasificación nos permite entender de qué tipo de frenillo hablamos. Un frenillo lingual puede causar (o no) las siguientes dificultades al bebé durante su lactancia y en otros ámbitos de su vida:
Succión ineficaz, mala transferencia de leche, agarres compensados que suponen, normalmente, una escasa ganancia de peso y que a la madre le pueden acarrear dolor durante el amamantamiento, grietas, mastitis de repetición…
A medida que el niño crece, se puede dar una mala oclusión dental, dificultades logopédicas, estos bebés suelen ser respiradores bucales y esto puede causar inflamación de vías respiratorias: amigdalitis, faringitis, bronquitis, etc.
¿Qué hacer? ¿hay que intervenir siempre?
Valorar un frenillo como único causante de las dificultades es una visión sesgada, de la misma manera que lo es evaluar sólo el agarre y la postura del bebé al mamar.
Así pues, antes de intervenir el frenillo, sería necesario revisar siempre detalles vitales para el buen transcurso de la lactancia, valorar el agarre y la postura de la madre para ver si podemos conseguir así mejoras significativas: boca bien abierta con los labios evertidos, la nariz y el mentón tocando el pecho, la madre y el bebé muy pegados, buscar la alineación oreja-hombro-cadera del bebé, intentar posturas de agarre biológico, mantener un agarre palmar del pecho…
Si tras todo esto, y con la ayuda de una asesora, IBCLC o comadrona, las dificultades no mejoran, el siguiente paso sería valorar si es oportuno intervenir la anquiloglosia. Como hemos comentado, la anquiloglosia no sólo puede afectar la lactancia, sino que puede suponer repercusiones posteriores. Con toda la información en sus manos, deberán ser la madre y la familia quienes decidan qué quieren hacer: si prefieren intervenir el frenillo corto o no intervenirlo.
¿Cómo son las intervenciones sobre el frenillo lingual corto?
Los tipos 1 y 2 se seccionan mediante un ligero corte ambulatorio. El cirujano protege la lengua con una sonda acanalada que deja visible el frenillo y realiza un corte sobre el mismo con unas tijeras romas. El corte apenas sangra, ya que el frenillo apenas está irrigado. Inmediatamente después del corte, la madre amamanta de nuevo al bebé.
Los tipos 3 y 4 algunos requieren sedación y, por esa razón, sus intervenciones se realizan en quirófano. El corte puede ser romboidal con tijera o con bisturí eléctrico que corta a la vez que cauteriza. En menos de 10 minutos todo ha terminado y el bebé es devuelto a su madre para que sea amamantado. Cabe señalar que en estos momentos, en Barcelona (2018), se empiezan a intervenir los frenillos tipo 3 y tipo 4 en consulta sin necesidad de sedar al bebé.
¿Qué sucede tras la intervención?
Las madres pueden notar una succión diferente y menos dolorosa inmediatamente después de la intervención. Sin embargo, los bebés tardan un tiempo en acostumbrarse y volver a aprender a mamar, incluso, a veces, la mejoría no resulta tan evidente. Por ello es de vital importancia en los tipos 3 y 4 realizar ejercicios posteriores a la intervención, a fin de evitar adherencias y que el frenillo vuelva a aparecer.
Recordemos
Podríamos resumir que el frenillo corto puede causar dificultades en la lactancia y, a posteriori, otros trastornos, por lo que resulta necesaria una evaluación específica del frenillo corto en la díada madre/bebé que presente obstáculos en la lactancia. Cuando observamos una toma, deberíamos ir mucho más allá de la simple verificación de un buen agarre y una buena postura, puesto que la lengua es uno de los primeros motores de la lactancia y debe funcionar perfectamente a fin de conseguir una lactancia placentera y eficaz tanto para la madre como para el bebé.
Pediatras especializados y pioneros en el corte de frenillo lingual corto
• Dr. Luis Ruiz
• Centro: Gavà Salut Familiar (Barcelona)
• Web: http://www.gavasalutfamiliar.com
• Dr. José Parri
• Centro: Institut de Malformaciones Faciales Dr. Parri (Barcelona)
• Web: http://www.malformacionesfaciales.es
• Dr. Albert Montaner
• Centro: Hospital Universitari Quirón Dexeus Barcelona
• Web: http://www.quiron.es/es/barcelona_dexeus/pediatria
16.2 Hipoplasia mamaria
Las estructuras del pecho en las niñas se desarrollan a partir de la pubertad, durante cada fase lútea, y en cada embarazo. Este crecimiento de la glándula es progresivo y destinado a garantizar la alimentación del bebé. En el caso de la hipoplasia el pecho tiene un crecimiento imperfecto que da lugar a unas mamas de tamaño menor y con escaso tejido mamario en su interior.
Operaciones que afectan a la glándula mamaria: Cualquier intervención o proceso que signifique la eliminación, reposicionamiento o incisión sobre la glándula mamaria puede causar una interferencia a la hora de producir leche.
Operaciones torácicas: De la misma manera, y aunque no es necesario que afecten directamente a la glándula mamaria, cualquier incisión o traumatismo torácico puede producir una mala respuesta a los estímulos de succión del bebé que son imprescindibles para regular la producción de leche.
16.3 Pezón invertido o plano
• Pezones planos: Son pezones que no sobresalen de la areola o lo hacen muy tímidamente. En este caso los momentos después del parto pueden ser determinantes. Los minutos posteriores al parto permiten al bebé fijar la succión al pecho, sea como sea. Si en esos momentos tan valiosos de aprendizaje se permite al bebé succionar del pecho con pezón plano podemos casi garantizar que posteriormente se va agarrar sin dificultades. Otra opción es que la madre tenga un pezón plano y uno más prominente, si es el caso siempre hay que ofrecer primero el pezón plano que es a priori el que más dificultades le puede causar. En el caso de bebés que no se agarran o que presentan muchas dificultades sería indicado el uso de unas pezoneras de las talla adecuada.
• Pezones invertidos (falsos): Este tipo de pezones no sale hacia fuera, está metido hacia adentro. Cuando el bebé succiona del pecho, va sacando el pezón y en pocos días lo consigue totalmente. Se suele recomendar estimular o preparar este tipo de pezones durante el embarazo pero suele servir de poco, salvo para estresar y preocupar a la madre que recibe desde muy pronto el mensaje que es posible que sus pezones no sirven para amamantar.
• Pezones invertidos (auténticos): similares a los anteriores pero por más que el bebé succiona no salen. Y lo que es peor, se meten más hacia adentro cuando el bebé mama. Esto puede causar mucho dolor y grietas en la madre.
16.4 Cirugía de reducción mamaria o implante
Cuando una mujer se realiza una cirugía mamaria durante su juventud no suele ser del todo consciente de las implicaciones de este gesto. Muchos cirujanos aseguran a las mujeres que podrán lactar pero la experiencia nos dice que, al menos en las primeras lactancias, la producción conseguida suele ser insuficiente para mantener una lactancia materna exclusiva.
Operaciones que afectan a la glándula mamaria:
• Cualquier intervención o proceso que signifique la eliminación, reposicionamiento o incisión sobre la glándula mamaria puede causar una interferencia a la hora de producir leche.
• Operaciones torácicas: De la misma manera, y aunque no es necesario que afecten directamente a la glándula mamaria, cualquier incisión o traumatismo torácico puede producir una mala respuesta a los estímulos de succión del bebé que son imprescindibles para regular la producción de leche.
16.5 Otros motivos
Chupetes o biberones: El uso de chupetes o biberones favorece la formación de grietas porque para chupete o una tetina el bebé abre muy poquito la boca. Para mamar, los bebés han de abrir mucho la boca y coger una buena posición de pecho. Un bebé que recibe las dos cosas puede confundirse y coger el pecho sin abrir la boca lo suficiente, con el riesgo de engancharse sólo al pezón y no a la areola lo cual produce grietas.
Ingurgitación: A causa de un mal inicio con la lactancia o debido a partos muy largos donde la madre ha recibido muchos fluidos endovenosos, el pecho puede ingurgitarse. La ingurgitación es un edema, una retención de líquidos que causa que los pechos se inflamen y se pongan muy duros. El pecho está tan duro que el bebé no puede agarrarse o, si lo hace, puede dañar el pezón a causa de la fuerza que realiza para conseguirlo.
Para solucionarlo hay que aplicar frío entre las tomas y realizar unos masajes específicos que permiten ablandar la areola facilitando que el bebé se puede agarrar y pueda extraer la leche.
*Es importante no aplicar calor, ya que puede empeorar la situación y aumentar la inflamación y el dolor.
Obstrucción y mastitis: En ambos procesos se produce una modificación en la concentración de sales de la leche materna. Este pequeña fluctuación de sodio y cloro produce que la leche esté más salda de manera temporal. El bebé puede rechazar la toma o mostrarse reacio a mamar.
En el caso de las mastitis y a causa de la muerte de los avelos se produce una disminución en la producción de leche que produce, de manera temporal, que el bebé rechace el pecho o no quiera mamar.
Masaje presión inversa, masaje circular: Solucionar la ingurgitación permite a la madre aliviar el dolor y al bebé comer. Necesitamos en primer lugar desbloquear la salida de leche, para ello debemos evitar aplicar calor en el pecho y optaremos por el frío: hojas de col, arcilla, packs térmicos o simplemente alimentos congelados (envueltos en una toalla).
Después, para drenar la leche, es necesario aplicar los llamados masajes de “presión inversa suavizante” que permiten que la areola y el pezón se ablanden y así el bebé se pueda agarrar.
Una vez ha mamado es necesario volver a aplicar frío y si después del parto el ginecólogo ha recetado antiinflamatorios, seguir tomándolos hasta que el pecho mejore. Los antiinflamatorios que se dan en el posparto no tienen riesgo para el bebé lactante, puedes consultar su compatibilidad en www.e-lactancia.org impulsada por los pediatras de la asociación APILAM.
17. Situaciones de Alarma
17.1. No moja pañales
Las micciones del bebé deben ser de un color amarillo claro, color paja, y la orina del bebé no debería dejar señales oscuras en el pañal, pues esa es la primera señal de que la orina está concentrada lo que indica a su vez que el bebé no recibe un correcto aporte de agua a través de la leche. Si la orina en clara y abundante nos indica una buena hidratación.
A veces los padres no saben si el bebé ha orinado, ya que los pañales actuales tienen gran poder de absorción por lo que resulta necesario abrir los pañales y comprobar si las perlas de gel de su interior están hinchadas.¿Y si hay manchas en el pañal?
Los uratos, son manchas rosáceas que aparecen en el pañal, son normales si aparecen los primeros días de vida, y se deben a la concentración de la orina del recién nacido, pero si aparecen a partir del quinto día del parto indican deshidratación.
Si un bebé no moja pañales es importante verificar su estado general:
Estado de la fontanela: si la fontanela está hundida indica deshidratación.
La boca debe estar húmeda: si está seca indica deshidratación.
El signo del pliegue: si presionamos la piel y no vuelve a su estado normal el bebé está deshidratado.
Es de vital importancia actuar inmediatamente en este último caso y ofrecer leche en diferido al bebé, sea materna o artificial, y si no es posible administrar leche le daremos agua y trasladaremos al bebé a un centro hospitalario lo antes posible.
17.2 ¿Y si hay manchas en el pañal?
Los uratos, son manchas rosáceas que aparecen en el pañal, son normales si aparecen los primeros días de vida, y se deben a la concentración de la orina del recién nacido, pero si aparecen a partir del quinto día del parto indican deshidratación.
Si un bebé no moja pañales es importante verificar su estado general:
Estado de la fontanela: si la fontanela está hundida indica deshidratación.
La boca debe estar húmeda: si está seca indica deshidratación.
El signo del pliegue: si presionamos la piel y no vuelve a su estado normal el bebé está deshidratado.
Es de vital importancia actuar inmediatamente en este último caso y ofrecer leche en diferido al bebé, sea materna o artificial, y si no es posible administrar leche le daremos agua y trasladaremos al bebé a un centro hospitalario lo antes posible.
17.3 Bellos durmientes
La lactancia funciona a demanda pero hay que tener especial atención a los bebés prematuros, enfermos o que no aumentan de peso. En estos bebés la lactancia no puede funcionar a demanda y es trabajo de los padres marcar la demanda durante los primeros días hasta que los bebés recuperan el peso, están más fuertes y son capaces de despertarse y mostrar señales de hambre.
Hay ciertos bebés a los que llamamos bellos durmientes que pese a ser bebés sanos y normalmente a término no son capaces de despertar para mamar. Estos bebés duermen y no muestran señales de hambre lo que les llevaría a una pérdida de peso excesiva si sus padres no intervinieran despertándolos cada pocas horas.En estos bebés hay que marcar una demanda de alimentación: cada dos horas de día y cada tres de noche.
En el caso que no sean capaces de mamar directamente la madre se puede extraer leche y ofrecer al bebé con diferentes técnicas: jeringa-dedo, vaso, cuchara…Cuando el bebé sea capaz de despertarse y pedir por sí mismo ya no hará falta que los padres marquen la demanda.
17.4 Vómitos y regurgitaciones
Tanto los vómitos como las regurgitaciones son situaciones muy frecuentes en los bebés. Aunque pueda parecer que es lo mismo, porque en ambos casos hay expulsión de contenido del estómago a través de la boca, son dos procesos diferentes, con sus propias causas e implicaciones.
La regurgitación: es el reflujo simple del alimento que el bebé acaba de ingerir, desde el estómago a la boca, sin que él haga esfuerzo, y en pequeña cantidad. Es muy frecuente en los bebés en los primeros meses de vida, normalmente hasta los 7 meses y no tiene importancia, ya que con el tiempo se soluciona. No se produce afectación del peso del bebé ni de su bienestar físico. Además es habitual que regurgiten y que inmediatamente después quieren volver a mamar con total normalidad.
El vómito: es la expulsión forzada y brusca del contenido gastrointestinal por la boca; implica por tanto, un esfuerzo y suele ser de bastante mayor cantidad que la regurgitación.
En un recién nacido (menor de un mes) que presenta vómitos de forma repetida, proyectivos, de contenido alimentario y tras todas las tomas, habrá que descartar una entidad llamada estenosis hipertrófica de píloro. En este caso hay una obstrucción en la válvula que vacía el estómago, por lo que el bebé no puede alimentarse adecuadamente.
17.5 Ictericia
Prácticamente la mitad de todos los recién nacidos sufren ictericia en un grado u otro. Lo que hay que observar es en qué momento se produce para poder valorar si es fisiológica o patológica.
La ictericia fisiológica no es una enfermedad, es una condición momentánea debida a que antes de nacer los bebés tienen más glóbulos rojos en sangre para poder obtener mejor el oxígeno que su madre les pasa a través de laplacenta. Inmediatamente después de nacer el bebé empieza a respirar por sí mismo y ya no necesita todos esos glóbulos rojos. Estos deben ser eliminados de alguna manera. La bilirrubina, subproducto de la descomposición de estos glóbulos, se elimina a través del hígado que lo hace llegar al tubo digestivo del bebé y de ahí pasa a las deposiciones.
Pero hay una dificultad, el hígado del bebé es inmaduro y no puede trabajar tan rápido y por lo tanto la bilirrubina puede acumularse.
La falta de leche materna también puede causar otro tipo de ictericia no patológica.
Afecta a un 50% de niños nacidos a término y un 80% de niños prematuros. Es más común en ciertos grupos étnicos: chinos, japoneses, coreanos, suramericanos. Se empieza a manifestar el segundo o tercer día de vida (entre 12-15mg/dl) y después del cuarto día de vida comienza a disminuir. Se produce por un mal inicio de la lactancia materna o por una ingestión se de leche materna, y por tanto pocas deposiciones.
En este caso el aumento de tomas o la suplementación de leche extraída ayudan al bebé a realizar más deposiciones y eliminar así la bilirrubina.
La ictericia tardía se considera patológica.
Aparece durante la segunda semana de vida y se puede alargar hasta que el bebé tiene entre 1 a 2 meses, afecta a un porcentaje muy pequeño de niños entre el 2% al 33%.
No está clara la razón por la que esto sucede pero parece ser que en estos casos la leche materna contiene una hormona producto de la degradación de la progesterona que estimula la reabsorción intestinal de la bilirrubina. Se cree que ofrece protección al bebé ya que es un antioxidante.
Estos bebés necesitarán fototerapia pero no requieren suspender la alimentación con leche materna. Es importante saber que la exposición directa a la luz solar no es lo más adecuado en el caso de que el bebé tenga valores altos de bilirrubina, es preferible la fototerapia porque la “cantidad” de sol necesaria en estos casos puede ser peligrosa para los bebés, y la baja exposición directa al sol ser insuficiente para tratar la ictericia.
17.6 No aumenta de peso
Los bebés suelen tener una pérdida de peso posterior al nacimiento de entre el 7 y el 10%. Esta pérdida es habitual y se produce en parte a causa de la expulsión del meconio, aunque también pueden influir las condiciones actuales en que se inicia la lactancia materna en los hospitales, ya que cuando se modifican las condiciones del nacimiento, con partos fisiológicos y respetados e inicio precoz de la lactancia con agarre correcto, la pérdida de peso es mucho menor.
A lo sumo a partir del quinto día de vida los bebés deben ir recuperando el peso que han perdido y haberlo recuperado completamente alrededor del quinceavo día de vida.
Los bebés que no aumentan de peso deben de ser evaluados lo antes posible a fin de detectar cuál es la situación que les impide aumentar de peso:
• ¿Mama lo suficiente? Entre 8 y 12 veces al día
• ¿La transferencia de leche es correcta? Verificar la succión nutritiva en una o varias tomas
• ¿La producción de leche de la madre es correcta? Verificar la producción y descartar en caso necesario causa de hipogalactia.
• ¿El bebé está sano? En ocasiones se producen pequeñas infecciones que pueden comprometer al aumento de peso del bebé.
Si el bebé no gana el peso necesario debe de ser suplementado con leche materna o artificial. En ningún caso debe recibir las llamadas leches vegetales que no están indicadas para la alimentación del lactante puesto que no tiene las mismas cualidades nutricionales que la leche materna o artificial.
Lógicamente, una vez detectada la causa de la escasa ganancia de peso, habrá que abordar la solución adecuada. Mientras, para conseguir una rápida provisión de leche o para descartar una hipogalactia verdadera., puede ser útil utilizar la técnica de la extracción poderosa.
17.7 ¿Cómo sabemos que un bebé come suficiente?
Para saber que el bebé se está alimentando correctamente las primeras semanas tan solo hay que estar pendiente de tres parámetros:
• Aumenta de peso de manera óptima. Lo que quiere decir no perder más de un 10% del nacimiento, empezar a recuperar el peso a los 5 días después del parto, recuperar totalmente el peso del nacimiento antes de los 15 días de vida. Y ganar 30 grs por día las primeras 6 semanas de vida.
• El bebé está alerta, es capaz de despertar por el mismo, se agarra bien al pecho y tiene un buen color de piel y mucosas.
• Las deposiciones: El bebé amamantado de manera exclusiva debe mantener un ritmo de deposiciones ascendente
Todo este contenido lo he editado de la compilación de Educación para la lactancia materna del curso “Quiero ser Doula” dirigido por Florencia Sabio.
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